Niños Mutantes abren sus 'Ventanas' al público
Los de Granada se han dejado guiar hacia nuevos sonidos de la mano de cinco productores diferentes: Anxo y Carlangas de Novedades Carminha, Christina Rosenvinge, Noni y Doria de Lori Meyers, Ángel Luján y Raúl Pérez.
Niños Mutantes no han necesitado cerrar ninguna puerta para abrir estas ventanas. El regreso discográfico de la banda granadina es un salón repleto de fugas hacia diversas direcciones: un álbum grabado a lo largo de 2019 en cinco estudios diferentes, con cinco equipos de producción distintos.
Tres de ellos conocidos ya con los anticipos del disco (Ángel Luján, Raúl Pérez y el tándem formado por Carlangas y Anxo de Novedades Carminha), y otros dos que aún permanecían sin desvelar (Christina Rosenvinge, en su primera producción para otros tras su dilatada experiencia en la autoproducción, y la pareja formada por Noni López y Javier Doria de Lori Meyers).
NM no sólo han contado con estos aliados; han deconstruido su proceso creativo para «desmutantizarse«, sin pasar por el local de ensayo, buscando en la improvisación y en la reivindicación del trabajo en equipo registros que nunca antes habían tocado, aires electrónicos, sudamericanos (no en vano en 2018 visitaron México, Colombia, Panamá y Venezuela) y hasta bailables, pero sin perder las marcas de agua más reconocibles del «sonido mutante». VENTANAS nos presenta la cara más transversal de una banda que vive revolucionándose a sí misma para revolucionar a los demás.
La banda, consciente y concienciada con la actual crisis sanitaria, comunicaba el pasado 12 de marzo su decisión de mantener el lanzamiento de su disco previsto para este viernes 20 de marzo, apoyando de la única forma que pueden al estado anímico de público y amigos: con su música. «En medio de esta tormenta, la música hace compañía y relaja el alma. Sin conciertos y con mucho tiempo en casa esperamos que nuevas canciones os hagan más llevadera la espera. Ánimo y paciencia».
Ventanas, por Manuel Jabois
Ahora, con el tiempo, aquellas canciones producen un dulce estupor. Las canciones de DIEZ, el álbum con el que Niños Mutantes decidieron seguir vivos en 2017. No es una decisión fácil, la de vivir. Albert Camus, de hecho, decía que era la única cuestión seria que podía plantear la filosofía: suicidarse o no. Los grupos se suicidan («disuelven», decimos en el delicado español); Mutantes, tras su crisis, siguieron sobre el escenario y de aquellas canciones sobrevive intacta la emoción de la primera vez, pero sobre todo el estupor de que tantos años después una banda consiga aparecerse sobre el escenario como si estuviese sacando un disco tras otro con lo mejor del primero y lo mejor del último; que los tipos se conserven igual no ayuda a señalarles en su época. Como si estuviesen siempre y acabasen de llegar al mismo tiempo; el invitado incómodo y genial que pone todo patas arriba.
Por una ventana James Stewart, con la pierna rota, creyó presenciar un crimen. Lo importante de esa película es el título: ‘La ventana indiscreta’. ¿Hay ventanas discretas? Ninguna, empezando por las de Windows. Las ventanas eran, para los niños pobres, el cine del pueblo; la oportunidad de ver la vida de gente que no les concernía. Juan Alberto dice que han llamado Ventanas a su disco porque las ventanas suponen no sólo la oportunidad de ver, sino de ser visto. Lo cual lleva a otra cuestión seria en la filosofía tan fundamental como la de Camus. Dos edificios frente a frente; uno precioso y otro horrible. ¿Prefieres vivir en el bonito y que tus vistas sean horrorosas, o prefieres vivir en el feo y que tus vistas cada día sean bellísimas?
Los Mutantes respondieron a la cuestión filosófica de Camus grabando DIEZ y a la cuestión filosófica de la vivienda grabando Ventanas, un disco que te dice que vivas donde te de la gana pero que lo hagas a tu manera, mirando a todas partes para poder ser mirado, bailando si es posible. Son las leyes de la atracción que conoce mejor que nadie Christina Rosenvinge, metida en tareas de producción tras «una conexión inmediata con el grupo», como dice Juan Alberto. Y por eso, entre otras cosas, aparecen Anxo y Carlangas, de Novedades Carminha, y Raúl Pérez, y Lori Meyers, y Ángel Luján, que les produce por fin Palabras para Julio, el versionadísimo tema de Ibáñez sobre el poema de Goytisolo; el aviso ahora es para Julio («estos días lentos en el verano te abren en dos como un cirujano»). Y por eso, en fin, las canciones celebran el tiro en el pie («No debe preocuparte la soledad, tendrás a tus mentiras que siempre te acompañarán») y el calor de quien hace mover los cometas, de quien no está y de quien no se ha movido. Son cinco ventanas y cinco productores pero hay algo de ilusión en el intento de, en palabras de Juan Alberto Martínez, Andrés López, Migue Haro y Nani Castañeda, desmutantizar las canciones. Ni con el Garage Band.
Lo que une su carrera y sus temas es algo que saben los fans pero no ellos, que tienen que mandar en la producción, en las letras y en los directos porque hace tiempo que, como las bandas grandes, han perdido el control de las emociones que provocan. Eso no les pertenece. Por eso el disco no es discreto. Las canciones no son discretas. El talento nunca fue discreto. Son muchas ventanas y están todas abiertas. A veces creemos ver crímenes como James Stewart que finalmente pueden serlo o no, pero nos han hecho mover a pesar de tener la pierna rota.
Ventanas es el disco de un grupo al que le ha llegado de pronto su época. Lo anterior era muy bueno, esto es otra cosa. Yo estuve en su casa, y es una casa bonita. Enfrente no hay una casa fea, hay una playa. Hay que empezar a desdramatizar las cuestiones fundamentales de la filosofía.
Xoel López estrena ‘JOANA’
SEGUNDO ADELANTO DE SU NUEVO ÁLBUM
Son tiempos de reinvención para Xoel López. Se aproxima un nuevo álbum, el número 15 de su carrera, previsto para la primavera. Y en ese proceso de cambio irrumpe con Joana, el nuevo tema de un artista ávido de nuevas experiencias, ahora con una canción tan sucinta como redonda, y con toda esa intensidad compositiva e interpretativa que es marca de la casa. Joana, de la que lanza también su videoclip, se convierte así en el segundo adelanto de ese nuevo trabajo que está llamado a abrir una nueva etapa en su trayectoria.
Como en Alma de oro, la primera entrega de su nuevo trabajo, en Joana no hay acordes de guitarra. En este caso el protagonismo es para la voz casi desnuda de Xoel, su principal argumento, respaldada de forma principal por dos de sus músicos habituales a dos pianos: Alice Wonder y Charlie Bautista, este último también al Hammond. Suficiente para terminar por todo lo alto un tema que respira ese aire renovado en el que se envuelve ahora el al gallego, más ecléctico que nunca.
El vídeo de Joana lo ha dirigido Xaime Miranda (A Fonsagrada, 1987), un realizador audiovisual con amplia experiencia en el mundo del videoclip, donde ha trabajado con numerosas bandas de la escena musical gallega. Recientemente ha sido galardonado con un Premio Mestre Mateo que otorga la Academia Galega do Audiovisual. Se rodó en El Bosque Animado: la Fraga de Cecebre (A Coruña) que inspiró la gran novela homónima gallega de Wenceslao Fernández Flórez y que en 1987 llevó al cine José Luis Cuerda. Ambas obras fusionan lo cotidiano y lo fantástico, tal y como sucede en el videoclip.
Xoel da así un nuevo paso tras el estreno el 21 de febrero de Alma de oro, identificable al instante como una nueva canción de un artista dueño de un timbre vocal distintivo y privilegiado. El álbum presenta novedades significativas, como la firma conjunta de distintos temas con el joven compositor David Quinzán, o la cesión de los mandos de la producción a Carles Campi Campón, el responsable de la electrónica que figura detrás de las últimas entregas de Drexler, Vetusta Morla o Natalia Lafourcade.
El nuevo trabajo será lo primero que publique Xoel desde Sueños y pan (2017), un álbum con el que cerró una suerte de trilogía iniciada en 2012 con Atlántico y continuada tres años más tarde con Paramales, discos firmados por él en exclusiva y que dejan paso a una etapa que le adentra en un escenario de libertad interpretativa.
Eladio y los Seres Queridos presentan Academia, su nuevo disco
El disco ya está a la venta en la web de la banda y disponible en todas las plataformas digitales
Un álbum, el sexto ya en la carrera de los gallegos, que irrumpe en el panorama musical con forma de oda a la felicidad, compuesta por catorce pasajes honestos, intimistas y transeúntes de un amplio abanico estilístico. Del pop más clásico al indie, pasando por el rock, el folk pantanoso e incluso la canción de autor, para revelar el latido poético e incluso críptico que se esconde tras las letras de una nueva forma de cantarle a la vida: la de Eladio y los Seres Queridos en este 2020.
La bodega Ponte da Boga, de Corporación de Hijos de Rivera, lanza la tercera edición de “Vinos de Autor”, con el que acompañan en esta ocasión a Eladio y los Seres Queridos a través de «Academia», un rosado de excepción, elegante y complejo, 100% Ribeira Sacra.
La creatividad y el arte forman parte de la identidad de Ponte da Boga y desde hace 3 años materializa su voluntad de abrir nuevos caminos en este ámbito con su proyecto de «Vinos de Autor», una serie de ediciones limitadas que acompañan la obra de autores cuya propuesta responde a los mismos valores de la bodega.
En 2018 inauguró este proyecto de ediciones limitadas de la mano de Vega con su exitoso trabajo “La Reina Pez”, al que siguió en 2019 Budiño con “Fulgor”.
«Si pudiera volver a elegir, elegiría esta «Academia» para empezar a aprender y a ser feliz»
Así concluía Vega su intervención sobre el nuevo disco de Eladio y los Seres Queridos que, el pasado 5 de marzo, se presentó en sociedad y ante los medios en la Antigua Champanería del madrileño barrio de Las Letras.
«Academia», un deslumbrante tratado sobre la felicidad sin ansias de erudición de mano de Eladio y los Seres Queridos
Por Carlos Crespo.
La publicación de un disco de Eladio y los Seres Queridos tiene siempre algo de lujuriosa celebración. Propia y ajena. Celebra quien lo entrega y, sobre todo, celebra quien lo recibe. En esta ocasión el júbilo es aún mayor dada la generosidad de la banda. Catorce canciones nos entregan en «Academia», el nuevo trabajo discográfico de Eladio y Los Seres Queridos, el sexto en tres lustros de honesta y sobresaliente trayectoria.
Al igual que ya ocurrió con sus dos discos anteriores, «Cantares» (2016) e «Historias Caza» (2017), Eladio y los Seres Queridos recurren también en esta ocasión a la autoproducción. No como huida ni subterfugio sino como una fórmula que les permite el cocinado a fuego lento, y en cada caso con la técnica oportuna y precisa, de unas canciones que así lo requieren. Porque «Academia» vuelve a ser, como ya nos tiene acostumbrada la banda, un disco en el que el protagonismo absoluto es de la canción, ese noble concepto que en aras de una absurda e indocumentada posmodernidad hoy con frecuencia se desprecia.
Como era de prever, no hay una única adscripción estilística posible para este «Academia». Afloran, cómo no, las señas de identidad esenciales que han determinado el fértil devenir del grupo. Se impone la serenidad de unos tiempos medios ubicados en ese punto, siempre fluctuante a la vez que excitante, en el que confluyen pop y rock, henchidos de una vibrante energía interna que hacen que por momentos desborden en intensidad. Y, por supuesto, con una enorme carga poética y de críptica seducción en sus letras.
No son pocas ni desconocidas las evidentes referencias sonoras y literarias que el oyente detectará en su periplo por las 14 canciones de «Academia». Pero por si acaso fuera necesario Eladio y Los Seres Queridos dejan dos testimonios fehacientes en modo de versiones. Una de ellas, el Baixaron as fadiñas, que Emilio Cao –quien se suma a esta grabación- incluyó en 1977 en su mítico Fonte do Araño. La otra, Pasan días, que formó parte del disco Pablo Milanés canta a los poetas cubanos (1983).
Todo eso y más es «Academia», un disco de preciosista arquitectura que enseguida se torna absorbente. Un disco que sin llegar a ponerle punto final a nada sí que tiene algo de testamentario, una suerte de registro de actividad a partir del cual seguir delineando senderos que les lleven -y nos lleven- a la procura de la felicidad. Esa que Eladio y los Seres Queridos confiesan haber tenido en la «Academia».
EL COLUMPIO ASESINO REGRESA CON ATAQUE CELESTE
Ataque celeste:
1.m. Angustia o asfixia que sufren algunas personas ante el azul absoluto del cielo. 2.m. Cielos bajos en los cuales no hay espacio para la melancolía, la tristeza o la contemplación.
3.m. Obsesión por la perfección y el crecimiento constante que nos lleva a la enfermedad social.
4.m. Tiranía de la optimización y positividad. 5.m. Tiempo de felicidad obligada.
El Columpio Asesino regresa tras cinco años de relativo silencio. Surgida a finales de los años noventa en Pamplona, es una de las bandas más importantes e influyentes del pop alternativo de España; con gran proyección en Latinoamérica, donde han dado shows desde 2004.
Muchos son los estilos que arden en su caldera. La electrónica adquiere cada vez más protagonismo, sobre unas bases que van del kraut menos ortodoxo al pop más elegante y ensoñador.
El Columpio Asesino vuelve a los escenarios de la mano de Oso Polita/Last Tour, con un inesperado giro de sonido: el grupo muestra su cara más pop, sin perder su esencia entre lo bello y lo siniestro.
El imperdible dorado vuelve para deslumbrarnos con unos sonidos más potentes y luminosos que nunca.
Las canciones de Ataque Celeste
- HUIR
- PREPARADA
- SIRENAS DE MEDIO DÍA
- MI GENERAL
- LECHUZAS, CÚTERS Y SOMNÍFEROS
- TU ÚLTIMO RELATO
- SIEMPRE ESTÁS TÚ
- ATAQUE CELESTE
Ataque Celeste de EL COLUMPIO ASESINO
CRISTINA MARTÍNEZ: voz
ALBARO ARIZALETA: batería y voz
RAÚL ARIZALETA: guitarras
DANIEL ULECIA: bajo y sintetizadores
Todas las canciones compuestas por Albaro Arizaleta y Daniel Ulecia. Letras de Albaro Arizaleta.
Producido y mezclado por Daniel Ulecia.
Grabado en Estudios Caníbal entre 2018 y 2020. Masterizado en Vacuum Mastering por Javier Roldón. Diseño: Eider Corral.
Fotografía: Curruscu.
Pablo Lesuit estrena "Belorizonte"
Belorizonte (Esmerarte 2020), el sueño latinoamericano de Pablo Lesuit, se estrenó el pasado 21 de febrero
Pablo Lesuit es un músico multi-instrumentista, cantante y compositor gallego que destaca en la nueva escena de la canción iberoamericana por su estilo personal e independiente. La música de Pablo no entiende de fronteras o etiquetas; libre, viaja por intensos paisajes en los que la poesía de sus letras se combina con grandes dosis de percusión, guitarras y samplers.
En los últimos años ha colaborado en grabaciones y conciertos con artistas como Jorge Drexler, Eladio y Los Seres Queridos o la argentina Esmeralda Escalante de Aínda Dúo, y ha participado en grandes festivales de España y Latinoamérica.
A comienzos de 2017, finalizando la gira de su anterior álbum “Tiempo” realiza una serie de conciertos por Uruguay y Argentina. Cuando llega al encuentro de músicos Serenadas en La Paloma (Uruguay), y fascinado por lo que se encuentra, decide cambiar de rumbo. Cancela las fechas de grabación de su nuevo disco en Madrid y su regreso a España y comienza un viaje de exploración musical y personal. Acompañado de su guitarra, un ordenador y un micrófono realiza una ruta en la que va realizando grabaciones con músicos que encuentra por el camino.
Durante dos años viajó atento a los diferentes sonidos que aparecían. Descubrió una música de raíz que empapa gran parte de los estilos allí presentes. Además del folclore propio, se encontró con la cumbia, que aparece con diferentes matices en casi todos los países de Latinoamérica, así como una increíble escena pop, rock y experimental. Todas estas influencias se mezclaron con su universo musical dando lugar al nuevo sonido de “Belorizonte”.
Una de las piezas fundamentales de este trabajo es Juanito El Cantor, productor junto a Pablo. Una noche a comienzos de enero, en La Paloma, Juanito se encontraba tocando en la terraza de una casa a altas horas de la madrugada. Pablo, que regresaba de otra casa sin más luz que la de las estrellas, lo escuchó cantar a lo lejos y se acercó para charlar con él. Juanito resultó ser uno de los productores más interesantes de la escena underground de Latinoamérica: ha trabajado con artistas como: Miss Bolivia, Ruben Albarrán-Café Tacuba, David Aguilar o Alejandro y María Laura, entre muchos otros. Al escuchar las canciones y el plan, rápidamente se sumó al proyecto.
Así, Pablo y Juanito conciben Belorizonte entre 2017 y 2018. Un disco diferente, hecho por curiosidad y casualidad. Detrás de cada canción hay una historia, una experiencia, distintas coordenadas, diferentes músicos, cambios de estado de ánimo y energía. Es una gran fotografía de un momento vital, de alguna manera, un preciado souvenir.
Belorizonte (Esmerarte 2020) contiene una búsqueda, es el final de un viaje y el comienzo de un nuevo camino. Podemos encontrar ritmos de cumbia que se abrazan con salvajes guitarras eléctricas y samplers en “Cuerpos” y “La Noche”, la clara influencia del folclore argentino a través del Huayno en “Hojas Del Campo”, la Chacarera en “Con El Viento” o la influencia de ritmos de Candombe Uruguayo en “Nada”. La voz y textos de Pablo actúan como hilo conductor y no se percibe una actitud impostada. Uno de los objetivos fue hacer suyos estos nuevos lenguajes para establecer una lectura propia de ellos. Pero no todas las canciones parten de esta raíz; en “Crónicos” las cajas de ritmos conviven con los sintetizadores y en “Ada” los samplers al estilo Beck caminan junto guitarras en la onda The Strokes.
La maravillosa voz de Esmeralda Escalante, líder de la banda Aínda Dúo, aparece en “La Luz Que No Alumbra”. Un down tempo en el que los arreglos de corte impresionista danzan sobre el cuerpo de un Fender Rhodes. La segunda colaboración es la de Eladio Santos (Eladio y Los Seres Queridos) que aparece en “Adiós”, última canción de track list.
Belorizonte un disco transgresor en cuanto a la instrumentación. Aparecen timbres muy distintos a los que estamos acostumbrados a escuchar en un disco de canciones. Puedes percibir cómo se repiten los bombos legüeros junto a los güiros, tumbadoras o cajas chayeras en la percusión. Instrumentos de cuerda como el charango, timple, roncoco o chillador conviven con guitarras eléctricas, cajas de ritmos, sección de metales o sintetizadores.