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La portada es obra de Peio Basail Izcue. Así describe el fotógrafo esta imagen inspirada por la canción: «Todo el mundo sabe que nada va a cambiar, canta Albaro. Todo lo sólido se desvanece en el aire, pero el desencanto permanece. Todo se desmorona bajo nuestros pies salvo nuestro lado más salvaje, nuestra ansia de satisfacer los instintos, nuestra naturaleza animal. Todos somos víctimas porque todos somos verdugos.
Los perros, las ratas, las ardillas, los cerdos y también los peces han formado parte de la iconografía de El Columpio Asesino, como metáforas de una esencia salvaje de la que no podemos escapar. Al igual que esta fotografía: un mero espejo donde vernos reflejados como especie.»